Macrocuento sobre los microcuentos
Con este último son 31 microcuentos. Algunos buenos, otros no tanto.
Todo empezó, literalmente, con uno
solo. Apareció en mi cabeza en la ducha
(como tantas buenas ideas) y decidí compartirlo.
En el 2º ya sabía que tenía algo bueno. Y decidí intentar crear y publicar uno al día
como forma de reconectar la parte creativa de mi cerebro que a veces se pierde
entre tanta traducción y tanto cover.
Al 5º me di cuenta que no solo estaba
escribiendo sino que estaba exorcizando públicamente unos 7 meses que habían
sido bastante difíciles emocionalmente.
Al 7º, decidí que iban a ser 30.
Y a eso hemos llegado. Son 31 microcuentos al fin (porque el de hoy
era con el que quería terminar, escrito en algún momento de la semana pasada). Algunos buenos, otros no tanto. Algunos derivados de otras influencias, otros
completamente originales. Todos
honestos.
Conscientemente, la que me influyó para intentar hacer esto (aunque ella no lo sabe) fue Pamela Ospina, quien publicó algunos microcuentos hace rato ya en su Facebook (y después como que se aburrió, o algo).
Algunos personajes son reales, otros inventados. Si te sentís aludido/a, preguntá.
Conscientemente, la que me influyó para intentar hacer esto (aunque ella no lo sabe) fue Pamela Ospina, quien publicó algunos microcuentos hace rato ya en su Facebook (y después como que se aburrió, o algo).
Algunos personajes son reales, otros inventados. Si te sentís aludido/a, preguntá.
Hay microcuentos que ahora me piden ser convertidos en cuentos más largos y, si les hago caso, los publicaré a su debido tiempo.
Gracias por leerlos, por las palabras de
ánimo, por disfrutarlos.
Ahora vivirán en este blog, y quizás más
adelante me anime a hacer otra temporada.
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